La personalidad moral. El origen de la conciencia

Cuestiones para reflexionar

  • ¿Qué significado tiene la expresión "he obrado según me dictaba la conciencia"? ¿Qué puede ser la conciencia?
  • Intenta pensar en algún otro ejemplo de expresión en la que aparezca el término "conciencia".
  • ¿Qué papel crees que desempeña la conciencia moral en el comportamiento humano?
  • La conciencia moral ¿es algo innato o aprendido? 
  • ¿De dónde crees que provienen la mayoría de las ideas que pensamos que son nuestras?
  • ¿Crees que posees una auténtica personalidad moral?

La personalidad y la conciencia morales

La personalidad moral es la forma de pensar de cada uno con respecto al bien y al mal. Está muy relacionada con la conciencia moral, esa conciencia que podemos definir como la voz interior que dirige nuestras acciones en la dirección que cada persona considera correcta. También podemos decir que la conciencia moral es la facultad humana que nos permite juzgar las acciones como buenas o malas

Ésas son las dos funciones de la conciencia y para llevarlas a cabo se sirve de principios, normas, valores, etc. Pues bien, al conjunto de estos principios, pensamientos, ideas, normas o valores es a lo que denominamos la moral de cada uno, moral que determina la conciencia y la personalidad morales de cada ser humano. 

Por último, podemos preguntarnos de dónde proceden esos principios que determinan nuestra conciencia. En algunas ocasiones proceden del exterior, de fuera de uno mismo. En este caso hablamos de heteronomía o de una conciencia heterónoma. Pero también puede ocurrir que tengan su origen en la capacidad de pensar y reflexionar del propio individuo. En este otro caso hablamos de autonomía o de una conciencia autónoma.


Autonomía y heteronomía


Para juzgar y dirigir las acciones la conciencia se sirve de principios, es decir, de la moral con la que cada persona rige su vida. Estos principios que forman la moral pueden venir impuestos desde fuera. En este caso hablamos de heteronomía, de moral heterónoma o conciencia heterónoma. Pero puede ser la persona misma las que se los imponga racional y libremente. En este otro caso hablamos de autonomía, de moral autónoma o conciencia autónoma. Así pues podemos hablar de dos tipos de conciencia:

- Heterónoma. Conciencia que se guía por principios que vienen impuestos desde el exterior, de fuera, no emanan de la reflexión racional. Se guía por los dictados del instinto o las apetencias, por la tradición o por la autoridad de personas concretas o de la mayoría. Una conciencia es heterónoma cuando acepta los principios de alguna de estas fuentes sin haber reflexionado si son buenos principios o no.

- Autónoma. Es la conciencia que se impone sus propios principios. Cuando la persona se los impone a sí misma, haciéndolo de forma reflexiva, racional  y sin coacciones.

- La autonomía implica universalidad. La autonomía equivale a autolegislación, a darse a sí mismo leyes propias. Pero estas leyes que nos damos a nosotros mismos no valen para una sola persona, sino que han de valer universalmente. Así pues, autonomía es la capacidad de guiarnos por leyes que nos parecen adecuadas no sólo para nosotros, sino para cualquier ser humano.

- La heteronomía es una características de los niños, ya que todavía no saben lo que realmente le conviene, actúan guiados por sus instintos o deseos y necesitan, por tanto de la tutela adulta. Sin embargo, a medida que vamos creciendo vamos desarrollando la capacidad de razonar y de tomar nuestras propias decisiones. De este modo, alcanzamos la mayoría de edad y nuestra autonomía moral.


Sociabilidad y socialización

La sociabilidad es la capacidad o tendencia a vivir y relacionarnos con otros individuos de la misma especie. No se trata de una característica específica del ser humano, sino que está presente en todas las especies animales. Sin embargo, en el ser humano se trata de una característica muy importante al ser los individuos humanos especialmente indefensos en sus primeros años de vida. Necesitamos a los demás para sobrevivir y de ellos aprendemos a ser personas, las normas y principios morales  y a vivir en sociedad.

Así pues, la conciencia moral no es innata, sino que la adquirimos de la sociedad, en un proceso continuo de aprendizaje que permite nuestra adaptación a la sociedad en la que vivimos. Este proceso se llama socialización. En este proceso, en el que intervienen grupos y contextos sociales -agentes de socialización-  adquirimos o asimilamos los rasgos culturales de nuestra sociedad. En la socialización se pueden distinguir dos fases: la primaria y la secundaria.

La socialización primaria se produce en la infancia, el agente de socialización básico es la familia y en ella aprendemos el lenguaje y las reglas básicas de conducta.

La socialización secundaria comienza en la última infancia y dura toda la vida. En ella intervienen todos los agentes (escuela, grupo de amigos, medios de comunicación, lugar de trabajo, organizaciones...). En esta fase no dejamos de aprender cosas nuevas y es en ella en la que que asumimos los principios, normas y valores morales.

ncia o al comienzo de la edad adulta. La persona es capaz de analizar críticamente las normas y costumbres vigentes en el grupo social.

Estadio 5. Lo justo se define por los derechos y valores básicos reconocidos por toda la sociedad de manera constitucional y democrática. Lo correcto es lo que que proporciona mayor bien al mayor número posible de personas.


Estadio 6. Lo justo se define por la decisión de la conciencia individual. Para juzgar las cuestiones morales se recurre a principios universales.


Desarrollo de la personalidad moral

- La conciencia moral no es innata, sino que se aprende o desarrolla con el tiempo. Se desarrolla a nivel social y cultural, y también a nivel individual.

- A nivel social y cultural. Socialización y endoculturación. Las personas empezamos a aprender las normas y principios morales en la sociedad en la que vivimos: familia, escuela, grupo de amigos y otros agentes de socialización como la televisión. El proceso a través del cual aprendemos y asumimos los principios y normas morales y todas las manifestaciones culturales de nuestra sociedad se llama socialización. A través de este proceso nos adaptamos e integramos en nuestra sociedad.

Relacionada con la socialización está la endoculturación, que es la tendencia de las generaciones jóvenes a imitar los patrones de conducta de las generaciones adultas. Estas últimas son las que tienen el poder de premiar y castigar el comportamiento de los jóvenes. De este modo los jóvenes quedan programados, por así decir, para repetir los comportamientos dominantes en una sociedad determinada.

- Habría que decir, por tanto, que en principio las normas morales nos vienen impuestas desde fuera. Pero esto no significa que seamos heterónomos. Actuamos autónomamente cuando decidimos reflexivamente qué normas o principios consideramos buenos y cuales no.

- A nivel individual. Crecimiento moral del individuo. Según algunos autores contemporáneos, como Lawrence Kohlberg, hay que tener en cuenta, además de los factores socioculturales, la evolución moral de la persona. Evolución que se produce en el modo de razonar acerca de las cuestiones morales de juzgar sobre ellas. Kohlberg distingue tres niveles de dos estadios cada uno. Veámoslo en un cuadro-esquema:

Nivel preconvencional
Es característico del razonamiento moral de los niños. Está presente en muchos adolescentes y en algunos adultos. Es la forma menos madurar de razonamiento moral. Se basa en una perspectiva egoísta, se enjuician las cuestiones morales desde los propios intereses.
Estadio 1. El niño orienta su conducta hacia la obediencia a las normas establecidas por la autoridad adulta para evitar el castigo
Estadio 2. El niño orienta su conducta de forma egoísta e instrumental. Lo justo es lo que satisface las propias necesidades e intereses. Las relaciones humanas se entienden de un modo similar a las del mercado.
Nivel convencional
Surge durante la adolescencia y es dominante en el pensamiento de la mayoría de los adultos. Se caracteriza por el conformismo con las normas sociales. No obstante, la adolescencia es la etapa en la que la persona se prepara para superar este conformismo y alcanzar la autonomía moral. No superar este nivel puede generar prejuicios frente a los diferentes e intololerancia ante los que no se someten al rebaño.
Estadio 3. Lo justo y correcto es lo que gusta a los demás, lo que el grupo acepta. Lo que le interesa a la persona es ser aceptada por el grupo y para ello acta sus costumbres.
Estadio 4. La conducta se orienta hacia el mantenimiento del orden social tal y como está. Cada uno debe cumplir con sus obligaciones sin analizarlas críticamente.
Nivel postconvencional
Este nivel es el menos frecuente. Surge durante la adolescencia o al comienzo de la edad adulta. La persona es capaz de analizar críticamente las normas y costumbres vigentes en el grupo social.
Estadio 5. Lo justo se define por los derechos y valores básicos reconocidos por toda la sociedad de manera constitucional y democrática. Lo correcto es lo que que proporciona mayor bien al mayor número posible de personas.
Estadio 6. Lo justo se define por la decisión de la conciencia individual. Para juzgar las cuestiones morales se recurre a principios universales.
  

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